OPINIÓN

¿Es Uber el modelo a seguir en educación superior?

La realidad de una oferta global, apoyada en nuevas tecnologías, está redefiniendo la educación superior en todo el planeta.

Ricardo Cocoma*
28 de julio de 2015

Uber conecta a personas que necesitan transporte con un conductor que puede prestarles el servicio bajo condiciones preestablecidas de calidad y precio. Algo que tradicionalmente se aseguraba mediante la intervención estatal. La oferta de un servicio regulado por el Estado, fuera de este marco regulatorio genera malestar a muchos. De una parte, el estado puede considerar que está perdiendo poder o funciones; y de otra, los actuales prestadores del servicio, pueden considerarlo como competencia desleal.

En servicios, mediante desarrollos tecnológicos, los prestadores globales como Uber compiten con los proveedores locales sin marco regulatorio preciso y con alta innovación. Este sorprendente cambio en la oferta se está presentando en diversos sectores como el transporte (Uber), la prensa, la televisión, y la educación superior.

Algunos gobiernos consideran esta nueva oferta como una amenaza al orden establecido; e intentan mediante legislación local, regular fenómenos globales. Por ejemplo, la ciudad de New York por presión de los taxistas intentó promulgar normas para limitar a Uber. Tras unas semanas de debate, el clamor del público hizo que el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, abandonara su plan.

En esa ciudad, Uber no solo aporta beneficios a sus usuarios, los usuarios de taxis se han beneficiado de las mejoras realizado por los taxis para ajustarse esta nueva realidad. Un estudio de la Universidad de Georgetown demuestra que desde la generalización de Uber en Nueva York, los reclamos recibidos por The taxi and Limousine Commision se han reducido en forma considerable.

No soy accionista o defensor de Uber, ni siquiera soy usuario. Tan solo uso este caso para ilustrar las diversas respuestas ante servicios globalizados, apoyados por tecnología, que entran a competir – y desplazar en ocasiones – a los tradicionales proveedores locales. Usé este ejemplo para ilustrar como percibía el futuro de la globalización y la virtualización de la educación superior en Latinoamérica; ante un grupo de empresarios del sector hace un par de semanas en Boston. Su reacción me motivó a compartir con los lectores de Semana Educación esta percepción.

Primero aclaro el término “empresarios de educación superior”, pues para muchos es una función estatal, donde hay participación de algunas entidades sin ánimo de lucro. Esto fue cierto hasta el siglo pasado, pero en este siglo han surgido grandes inversionistas. Por ejemplo, el grupo Laureate de USA, ingresó al sector a comienzos de siglo adquiriendo una universidad española de 6.000 estudiantes; hoy tiene más de 80 universidades, con casi un millón de estudiantes en todo el mundo.

Algunos jugadores están ingresando por la puerta lateral como the for-profit edcuational tech: Coursera. Coursera inicio ofreciendo MOOCs gratuitos - Massive Online Open Courses -, hoy los ofrece certificando con costo. Coursera tambien amplió su oferta a cursos que otorgan créditos (cursos validos para el sistema de educación superior de Estados Unidos), además de especializaciones. Coursera tiene hoy más de 13 millones de estudiantes, de ellos el 22 por ciento (casi 3 millones) son Latinoamericanos.

Estas instituciones educativas, son a su vez las pioneras en el uso tecnología en la Educación Superior. El e-learning ha permitido que estudiantes de países con inadecuada oferta de educación superior sean el mercado natural para las instituciones educativas globales. Ante la disrupción generada por esta tecnología algunos países han tomado medidas legislativas. Por ejemplo, Perú eliminó mediante decreto el e-learning y por lo tanto los estudios cursados bajo esta modalidad no pueden ser objeto de homologación. El esfuerzo por regular con normas locales los fenómenos globales puede ser considerado por algunos cantinflesco, pero muchos políticos consideran que en corto plazo pueden obtener rédito de ello.

Por el contrario, algunos gobiernos han reconocido el potencial de estas nuevas tecnologías para mejorar la calidad y cubrimiento de la educación superior, e incluso convertirse en actores globales. Tal es el caso de la India. Ejemplo de sus logros son sus laboratorios virtuales (www.vlab.co.in). Con fondos del gobierno y su liderazgo, se desarrollaron laboratorios virtuales que soportan la formación de los profesionales en diversas aéreas, desde comunicación neural hasta el clásico laboratorio de materiales.

Cada uno de estos laboratorios virtuales soporta la formación de cientos de miles de ingenieros, médicos, matemáticos y demás; no solo de la India, pues varios países de Asia apoyan su Educación Superior con esta magnífica infraestructura tecnológica. En contraste, algunos países Latinoamericanos exigen a cada universidad de provincia tener su oneroso y subutilizado laboratorio de materiales; sin considerar el costo e impacto real de estas políticas.

El modelo de alta calidad, racionalización de recursos y amplio cubrimiento que ha desarrollado la India, se considera base del más reciente logro científico: su exitosa y costo-efectiva misión a Marte. Con un costo de 74 Millones de dólares, la ISRO (Indian Space Research Organisation) logró lanzar y ubicar un satélite en Marte. El costo total de esta misión fue inferior al costo de una película de Estados Unidos sobre el tema, Gravity con Sandra Bullock costo más de 100 millones de dólares.

Los países latinoamericanos con limitados recursos pueden dedicarlos a contratar PhD para escribir artículos en revistas indexadas y subir unos escalones en los rankings; así sus egresados sean incapaces de construir un puente peatonal. O pueden dedicar estos recursos a mejorar la calidad de formación, utilizando tecnologías y esquemas globales que han demostrado resultados, pero que reducen el manejo político de la Educación Superior.

Cada país puede proponer leyes locales para “controlar” a Uber, leyes que solo se cumplirán instando un policía como copiloto de cada vehículo interesado en ofrecer el servicio. O pueden entender que estos cambios son fenómenos globales, y que pueden aportar mucho si los incorporamos como base del desarrollo.

Es evidente que cada día es más difícil tratar de frenar o regular los fenómenos globales como el caso de Uber. Hoy es una realidad que las personas que requieren Educación Superior encuentran una oferta global, con múltiples posibilidades, y que parte de esta oferta la realizan entidades sin control local. ¿Será Uber el modelo a seguir en Educación Superior?

* Ricardo Cocoma es Ingeniero de Sistemas, de los Andes. Master in Business Administration de los Andes y Business Communication de Harvard.